Encontrábame ayer cambiando la llanta ponchada del carro de mi novia cuando recibí una llamada a las 7 de la noche. En ella mi madre bastante muy tranquila me advertía que no me asustara, que ella estaba bien, pero que se nos habían metido a robar a la casa. Sobra decir que atravesé la ciudad como en 15 minutos. Al llegar yo, ya estaba la policía, mi tata, los vecinos, todo mundo.
Según mi progenitora, al oír el escándalo, ella se asomó a la ventana y justo al otro lado del vidrio ya habían tres sujetos dentro de la cochera, tratando de abrir la puerta de la sala. Los tres al verla no se inmutaron, simplemente dieron media vuelta y se alejaron caminando. Aunque obviamente lo importante es que a mi madrecita no lo sucedió nada (más allá del susto), los dos portones pasaron el umbral de la redención. Todo el día de hoy el cerrajero pasó soldando, poniendo llavines nuevos, pegando platinas, para dificultar el siguiente eventual intento de saqueo.
Creo que es más que redundante seguir hablando sobre las altas tasas de criminalidad por las que está pasando el país. Hace unos años se hablaba de una 'ola criminal', pero creo que para todos, cada día se nos hace más evidente que más que una ola, hablamos de una marea en la que el nivel de las aguas ya no va a bajar. Y con tanto tiburón suelto, a la gente decente no le queda más remedio que encerrarse y cruzar los dedos. En el caso de mi familia, ya dejamos de ser los invictos de la cuadra.
Dicen que la Historia tiene la tendencia a repetirse. Creo que volverá la época en que para evitar los saqueos, vamos a tener que hacer murallas, torres de arquería, puentes levadizos, trampas y fosos de lagartos. Y la estrategia medieval debería extenderse al marco jurídico, donde los criminales sean castigados con puño de hierro y que no le tiemble la mano a la autoridad para dar una sentencia. El siguiente síntoma lógico que ya estamos comenzando a ver es el de los ciudadanos tomando la justicia en sus manos.
Yo pienso que el problema no se resuelve con más policías en las calles. Se necesita cambiar la legislación, penas severas, castigar la reincidencia y programas de valores, para todo eso que no se enseña a los niños en una escuela o colegio y que no se está aprendiendo en los hogares. Aprovecho para agradecer a los oficiales de Fuerza Pública que llegaron sumamente rápido (es en serio, de verdad).
Dado que los maleantes (de los cuales afirmo tuvieron dificultades en el alumbramiento y madres de profesión indecorosa) no pudieron llevarse nada y que mi madre está bien, el daño asciende a la reparación y mejora de portones, sumado a la pérdida de nuestra paz y tranquilidad de nuestro hogar... ¿pero eso cúanto vale?
Sólo espero que no llegue el día en que veamos los fraudes, asaltos y asesinatos tan naturales como el sol que sale todos los días.
"El número de malhechores no autoriza el crimen."
Charles Dickens
Charles Dickens